domingo, 29 de julio de 2012

En el pozo.



Fui arrojada al agujero, toda desnuda. No me esperaba más que su carne intentando un aferramiento salvaje, que su locura gemida, que la obscuridad tragándose su horror que nunca debió haber sido visto. Yo me cubría mucho las partes sexuales, no quería que fueran estimuladas por ningún roce de su tacto inmundo, me adhería a la pared como una salamanqueja y sin embargo, no había dejado de sentirlo siempre encima, siempre ese vaho bestial y el pelambre, y esos miembros que nunca identifiqué con certeza por mi permanente preocupación por esquivar todo. Me desnudaron y me tiraron al pozo. Sabía que me habían preparado algún tormento. Golpes, alaridos de histeria en la eterna cercanía. Cada contacto me trastornaba los nervios, en todo roce sospechaba la muerte. Su pero era un manto tenebroso, y los senos, espinas sobre mi pecho. Abajo algo liso, como el dorso de una mano. Sus gritos se debilitaban, cesaban, y de pronto se me abalanzó y se deslizó como una cosa inerte por mis piernas. Lo halé, para que se desvaneciera conmigo, pero el área no nos permitía doblarnos más que de rosillas. Morí en su pecho inextinguible, morí de repugnancia, de pánico, de un suspiro resignado. Se me habían consumido la garganta y las esperanzas de que alguien me oyera gritar por profanada. Caí con ella, soporté su ronroneo grotesco sobre mi pecho. La sentí como petrificada y temí más que nunca. Todo ocurriría de golpe, nada de preparativos ni de amortiguamientos inútiles: de lo estático al cataclismo, su pasividad me descolocaba. Ahora me tenía toda entregada, me acunaba en su cuerpo como una piedrita mórbida. En cualquier momento la cuchillada crucial…en cualquier momento… … … … … … … … … … … … … … … … … … … … … … … … … … … … … …… … … … … … … … … … … … … ¿Cabe en el tiempo tanta estrategia? ¿Es que ya de antes me había alcanzado la muerte?  La abrazo porque ya no vive, porque me cautivó su presencia inerte. Me acaricia, y ya quién puede sentirse reacio…sigo debajo del mundo, y qué se yo qué resulta de tanta porquería. La obscuridad y el agujero perennes, su corazón va renaciendo y martillea los recovecos. Es el abismo y algo más bien amable, es comenzar a sangrar otra vez en la vitalidad del subsuelo.


Nos arrojaron a un hueco, y estamos desnudos. 





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